Flan de galleta sin horno fácil y delicioso: el postre cremoso que siempre triunfa

El flan de galleta sin horno es uno de esos postres que demuestran que no hace falta complicarse para conseguir un resultado espectacular. En los últimos años se ha convertido en una auténtica sensación, especialmente en redes sociales, donde miles de personas lo preparan y comparten con orgullo. ¿El motivo? Es sencillo, económico, no requiere horno y ofrece una textura suave y cremosa que conquista desde la primera cucharada.

Este flan destaca por unir dos clásicos de la repostería casera: el flan tradicional de toda la vida y el sabor inconfundible de las galletas María. Estas galletas, presentes en la despensa de casi cualquier hogar, aportan un toque dulce y nostálgico que nos transporta directamente a la infancia, a las meriendas sencillas y a los postres hechos con cariño.

Además, es una receta perfecta para quienes no tienen mucha experiencia en la cocina. No necesitas utensilios especiales ni técnicas complicadas. Con pocos ingredientes y siguiendo unos pasos muy claros, lograrás un flan firme pero cremoso, con un caramelo brillante y un sabor equilibrado que gusta tanto a niños como a adultos.

Otro punto fuerte de este postre es su versatilidad. Puedes servirlo tal cual, sencillo y elegante, o personalizarlo con diferentes decoraciones y sabores. Desde virutas de chocolate hasta frutas frescas o nata montada, el flan de galleta se adapta a cualquier ocasión, ya sea un postre diario, una comida familiar o una celebración especial.

Por qué el flan de galleta sin horno se ha vuelto tan popular

El éxito del flan de galleta no es casual. Vivimos en una época en la que buscamos recetas prácticas, rápidas y con ingredientes accesibles. Este postre cumple con todo eso y más. No necesita horno, algo ideal para quienes no tienen uno o prefieren evitar largas cocciones. Además, se prepara con ingredientes básicos que solemos tener en casa: leche, huevos, azúcar y galletas.

Su textura es otro de sus grandes atractivos. Gracias a la combinación de huevos, leche y galletas trituradas, se obtiene un flan suave, cremoso y muy agradable al paladar, sin resultar pesado. El caramelo, por su parte, aporta ese contraste dulce y ligeramente amargo que equilibra perfectamente el conjunto.

Por último, está el factor emocional. El flan de galleta evoca recuerdos de la infancia, de recetas sencillas transmitidas de generación en generación. Es un postre que conecta con lo emocional, y eso siempre suma puntos.

Ingredientes para la receta de flan de galleta

Para el caramelo

  • 70 g de azúcar (⅓ de taza)
  • 3 cucharadas de agua
  • Opcional: unas gotas de zumo de limón para evitar la cristalización

Para el flan

  • 2 huevos grandes
  • 100 g de azúcar (½ taza, ajusta al gusto)
  • 500 ml de leche entera (preferiblemente tibia)
  • 18 galletas María (aprox. 120 g)
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
  • Virutas de chocolate para decorar

Tiempo de preparación

  • Preparación: 15 minutos
  • Cocción: 35–40 minutos
  • Reposo y enfriado: mínimo 4 horas
  • Tiempo total: aproximadamente 5 horas (incluyendo el reposo)

Aunque el tiempo total pueda parecer largo, la mayor parte corresponde al reposo en frío, por lo que el trabajo activo es mínimo.

Cómo hacer flan de galleta sin horno paso a paso

1. Preparar el caramelo

Coloca el azúcar y el agua en un cazo. Si deseas, añade unas gotas de zumo de limón para evitar que el azúcar se cristalice. Cocina a fuego medio sin remover, dejando que el azúcar se disuelva y comience a tomar color. Cuando alcance un tono dorado claro, mueve suavemente el cazo y retíralo del fuego antes de que se oscurezca demasiado. Vierte inmediatamente el caramelo en el molde, cubriendo la base y un poco los laterales. Reserva.

2. Triturar las galletas y preparar la mezcla

Tritura las galletas hasta obtener un polvo fino. Puedes hacerlo con una batidora o procesador de alimentos. En el vaso de la batidora, añade la leche tibia, el azúcar, los huevos, las galletas trituradas y la esencia de vainilla si decides usarla. Bate a velocidad media hasta obtener una mezcla homogénea y sin grumos. Si se forma espuma, deja reposar la mezcla unos minutos.

3. Cocinar al baño María

Vierte la mezcla del flan sobre el caramelo ya endurecido. Coloca el molde dentro de una olla grande con agua caliente, procurando que el agua llegue hasta un tercio de la altura del molde. Cubre el molde con papel de aluminio, tapa la olla y cocina a fuego medio-bajo durante 35–40 minutos. El agua debe hervir suavemente, nunca de forma violenta.

Para comprobar si está listo, introduce un palillo en el centro: debe salir casi limpio, con alguna humedad ligera.

4. Reposar y enfriar

Una vez finalizada la cocción, apaga el fuego y deja el flan reposar dentro del baño María unos 10 minutos más. Luego retíralo y deja que se enfríe a temperatura ambiente. Después, llévalo a la nevera durante al menos 4 horas. Lo ideal es dejarlo de un día para otro para que tome la textura perfecta.

5. Desmoldar y decorar

Pasa un cuchillo por los bordes del molde para despegar el flan. Coloca un plato encima y da la vuelta con cuidado. El caramelo caerá sobre el flan de forma natural. Decora con virutas de chocolate justo antes de servir.

Consejos para que el flan de galleta quede perfecto

  • Utiliza leche entera, ya que aporta más cremosidad que otras versiones.
  • No remuevas el caramelo mientras se cocina para evitar que se endurezca.
  • Controla el fuego del baño María; un hervor fuerte provoca burbujas en el flan.
  • Respeta el tiempo de reposo en frío para lograr una textura firme y suave.

Con qué acompañar el flan de galleta

El flan de galleta combina de maravilla con nata montada casera, frutas rojas como fresas o frambuesas, o incluso con una bola de helado de vainilla para un contraste de temperaturas. También es perfecto para acompañar un café, un té o una infusión después de una comida.

Cómo conservar el flan de galleta

Guárdalo siempre en la nevera, bien tapado, para que no absorba olores. Se conserva en perfecto estado hasta 4 días. No se recomienda congelarlo, ya que al descongelarse pierde parte de su textura cremosa.

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