Pan Sin Amasar de Leche Condensada

Esponjoso, dorado y sorprendentemente fácil de preparar

Hacer pan en casa tiene algo casi mágico. Ver cómo una masa sencilla crece, se transforma y termina convirtiéndose en un pan dorado y fragante es una de las experiencias más gratificantes de la cocina casera. Sin embargo, muchas personas se intimidan al pensar en el amasado, los tiempos largos o las técnicas complicadas. Justamente por eso, este pan sin amasar de leche condensada se ha convertido en uno de mis favoritos.

Es una receta pensada para todos: principiantes, personas con poco tiempo o simplemente quienes quieren un pan suave y delicioso sin demasiado esfuerzo. Gracias a la leche condensada y a los huevos, el resultado es un pan increíblemente esponjoso, ligeramente dulce y con una miga tierna que se mantiene fresca por varios días.

¿Qué hace especial a este pan?

Este no es un pan común. Su encanto está en la simplicidad y en el equilibrio perfecto entre textura y sabor. Al no necesitar amasado, la levadura trabaja tranquilamente durante los reposos, desarrollando el gluten de manera natural. El resultado es un pan suave, aireado y muy fácil de manipular.

Además, la leche condensada aporta no solo dulzor, sino también humedad y una corteza dorada preciosa. Es ideal para desayunos, meriendas, para acompañar un café o incluso para disfrutarlo solo, recién salido del horno.

Ventajas de esta receta

  • No requiere amasado ni batidora
  • Ideal para principiantes en panadería
  • Textura esponjosa y suave
  • Sabor ligeramente dulce y equilibrado
  • Perfecto en forma de bollos o pan entero
  • Se conserva tierno durante varios días

Una receta versátil, práctica y con resultados garantizados.

Ingredientes

Para preparar este pan sin amasar de leche condensada necesitarás ingredientes sencillos y fáciles de encontrar:

  • 3 tazas (aprox. 375 g) de harina de trigo para todo uso
  • 1/4 taza (50 g) de azúcar
  • 1/4 cucharadita de sal
  • 2 1/4 cucharaditas (7 g) de levadura instantánea
  • 1/2 taza (120 ml) de agua tibia
  • 1/2 taza (160 g) de leche condensada
  • 1/4 taza (60 g) de mantequilla derretida
  • 2 huevos

Consejo: Asegúrate de que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente para favorecer una fermentación uniforme.

Preparación paso a paso

1. Mezclar los ingredientes secos

En un bol grande, añade la harina, el azúcar, la sal y la levadura instantánea. Mezcla bien con una cuchara o un batidor de mano. Este paso es importante para distribuir correctamente la levadura y evitar grumos de sal o azúcar.

2. Agregar los ingredientes líquidos

Incorpora el agua tibia, la leche condensada, la mantequilla derretida (ya tibia, no caliente) y los huevos. El agua no debe estar caliente, ya que podría afectar la levadura; debe sentirse apenas tibia al tacto.

3. Mezclar sin amasar

Usa una espátula o cuchara grande para integrar todos los ingredientes. No es necesario amasar ni trabajar la masa. Simplemente mezcla hasta que no queden restos secos de harina. La masa será blanda y ligeramente pegajosa, y eso es completamente normal.

Este tipo de masa húmeda es la clave para lograr un pan tierno y esponjoso.

4. Primera fermentación

Cubre el bol con un paño limpio y húmedo o con film plástico. Deja reposar la masa durante aproximadamente 1 hora, o hasta que haya duplicado su tamaño. Durante este tiempo, la levadura hará todo el trabajo, creando aire en la masa y desarrollando su estructura.

Coloca el bol en un lugar cálido y sin corrientes de aire para obtener mejores resultados.

Formado y segundo reposo

5. Formar los panes

Engrasa ligeramente tus manos con mantequilla o aceite para evitar que la masa se pegue. Puedes dividir la masa en porciones iguales para hacer bollos individuales o colocarla completa en un molde para un pan grande.

Coloca la masa en un molde previamente engrasado o cubierto con papel para hornear.

6. Segunda fermentación

Deja reposar nuevamente durante 30 a 40 minutos, hasta que la masa vuelva a crecer y se vea aireada y ligera. Este segundo reposo es fundamental para conseguir una miga suave y bien desarrollada.

Horneado

7. Llevar al horno

Precalienta el horno a 180 °C (350 °F). Hornea el pan durante 20 a 25 minutos, o hasta que esté bien dorado por encima. Si golpeas suavemente la base y suena hueco, el pan está listo.

El aroma que llenará tu cocina será simplemente irresistible.

8. Glaseado opcional

Al sacar el pan del horno, puedes pincelarlo con un poco de mantequilla derretida. Este paso es opcional, pero aporta brillo, suavidad extra y un acabado profesional.

Consejos y variaciones

  • Si prefieres un pan menos dulce, reduce la leche condensada a 1/3 de taza y añade un chorrito de leche regular.
  • Puedes aromatizar la masa con ralladura de naranja o limón, o una cucharadita de esencia de vainilla.
  • Para una versión más indulgente, añade chispas de chocolate, pasas o frutos secos antes de la primera fermentación.
  • Si deseas bollos más suaves, colócalos ligeramente juntos en el molde para que crezcan hacia arriba.

Conservación

Una vez frío, guarda el pan en una bolsa hermética o recipiente bien cerrado. Se mantendrá suave y esponjoso hasta 3 días a temperatura ambiente. También puedes congelarlo en rebanadas para disfrutarlo cuando quieras.

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