¡Escribe GRACIAS y comparte esta receta! Yogur Casero Muy Cremoso: Fácil, Natural y Delicioso

Si hay algo que nunca falta en casa, es el yogur. Es suave, versátil, nutritivo y combina maravillosamente con frutas, cereales, miel, frutos secos o simplemente solo. Pero lo que muchos no saben es que preparar yogur casero es muchísimo más fácil de lo que parece. No necesitas máquinas complicadas, ingredientes exóticos ni técnicas profesionales. Solo un poco de paciencia, buena leche y un yogur natural para comenzar.

Hoy te traigo una receta especial: Yogur casero muy cremoso, con un sabor suave y una textura espesa que te hará preguntarte por qué no empezaste a hacerlo antes. Además, es más natural, más económico y mucho más delicioso que muchos yogures comerciales.

Vamos a transformar ingredientes simples en un resultado espectacular. ¡Prepárate para disfrutar del mejor yogur de tu vida!

🥛 Ingredientes para un Yogur Casero Súper Cremoso

Para obtener un yogur con una textura más espesa y sedosa, esta receta utiliza un pequeño truco: leche en polvo. Este ingrediente aporta más sólidos lácteos, lo que da como resultado un yogur más denso sin necesidad de espesantes artificiales.

  • 1 litro de leche entera
    (cuanto mejor sea la leche, mejor será el yogur)
  • 1 yogur natural de 125 g
    (puede ser azucarado o sin azúcar, pero debe tener fermentos vivos)
  • 3 cucharadas de leche en polvo
    (ayuda a que el yogur quede más firme)
  • 2 cucharadas de azúcar (opcional)
    (solo si prefieres un yogur ligeramente dulce)

👩‍🍳 Preparación Paso a Paso para que salga Perfecto

Hacer yogur es como crear magia en la cocina: combinas ingredientes muy simples y, con un poco de tiempo, se transforman en algo totalmente nuevo. Es un proceso casi artesanal, relajante y muy gratificante.

Sigue estos pasos con calma y atención, y verás que tu yogur quedará espectacular.

1. Calentar la leche hasta los 45 °C (templada, nunca caliente)

Coloca el litro de leche entera en una cacerola y caliéntala lentamente a fuego medio-bajo. El objetivo no es hervirla, sino templarla.

La temperatura ideal para activar los fermentos del yogur es alrededor de 45 °C.

Si no tienes termómetro:

  • Toca la leche con el dorso del dedo.
  • Debe sentirse tibia, agradable, pero no caliente.
  • Si te quema, está demasiado caliente y debes esperar a que baje la temperatura.

Calentar la leche correctamente es clave, porque si está muy caliente, puede matar los fermentos del yogur y no coagulará.

2. Añadir la leche en polvo y el azúcar

Una vez que la leche esté templada, agrega:

  • Las 3 cucharadas de leche en polvo, que harán que tu yogur quede más espeso.
  • Las 2 cucharadas de azúcar (solo si quieres un sabor más suave).

Mezcla muy bien con unas varillas hasta que todo se disuelva por completo. No deben quedar grumos.

Este paso asegura una base homogénea y cremosa.

3. Incorporar el yogur natural

Ahora viene el ingrediente protagonista: el yogur que actuará como iniciador.

Para hacerlo bien:

  1. Coloca el yogur natural en un bowl pequeño.
  2. Agrega un chorrito de la leche templada y mezcla suavemente.
  3. Luego incorpora esta mezcla al resto de la leche.

Esto evita choques de temperatura y ayuda a que los fermentos se distribuyan mejor.

Mezcla con suavidad, sin batir demasiado, solo hasta integrar.

4. Llenar frascos de vidrio limpios y cerrarlos bien

Prepara frascos de vidrio esterilizados o muy bien lavados.

Reparte la mezcla en los frascos y tápalos. Esto ayuda a mantener el calor y evita contaminación.

5. Guardar los frascos en una yogurtera o improvisar un ambiente cálido

Si tienes yogurtera, este paso será muy fácil.

Si no tienes, no te preocupes: hay muchos métodos caseros para mantener el calor.

Opciones:

  • Colocar los frascos dentro de una olla grande y envolverla con una manta.
  • Usar una caja térmica con una botella de agua caliente.
  • Encender el horno 1 minuto, apagarlo e introducir los frascos dentro.

Lo importante es mantenerlos entre 40 °C y 45 °C durante varias horas para permitir la fermentación.

6. Dejar fermentar de 8 a 10 horas sin moverlos

Este es el paso más importante:

➡️ No muevas los frascos. No los agites. No los destapes.

Déjalos reposar tranquilamente entre 8 y 10 horas.

  • Si quieres un yogur más suave, 8 horas serán suficientes.
  • Si quieres un yogur más espeso y con sabor más intenso, déjalos 10 horas.

Durante este tiempo, los fermentos lácticos transforman la leche en yogur, creando una textura firme y cremosa.

7. Llevándolos al frigorífico: 4 horas mínimas

Una vez pasado el tiempo de fermentación, guarda los frascos en la nevera.

Déjalos enfriar al menos 4 horas antes de consumirlos.

Este paso fija la textura y mejora el sabor.

Después de este reposo en frío, tu yogur tendrá un sabor espectacular.

8. Para un yogur más espeso: colarlo en gasa

Si prefieres un yogur estilo griego, aún más espeso, puedes colarlo.

¿Cómo hacerlo?

  1. Coloca un colador sobre un bowl.
  2. Cúbrelo con una gasa o paño fino limpio.
  3. Vierte el yogur y llévalo al frigorífico de 2 a 4 horas.

El suero caerá al bowl y quedará un yogur denso y cremoso.

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